Pero bueno, que divago en vano. A lo que de verdad me importa y es el estilismo de hoy. El gris es otro color que, por lo general, te salva de muchísimas situaciones y que sienta bien a cualquier tipo de piel. Sin embargo, su aceptación no está tan generalizada. Leyendo un poco sobre la historia de este color puede que tenga su por qué.
Se trata de un color sin fuerza, donde el blanco está manchado y el negro debilitado. Se asocia a la falta de sentimientos e incluso a la mediocridad, la resignación o la pasividad. ¡Madre mía! Leyendo esto la mejor opción sería descartarlo sin ninguna duda, pero...
También podemos ver su lado positivo. El gris es el color de la teoría y la reflexión. El entendimiento se localiza en la materia gris del cerebro y sin análisis ni coherencia en nuestras vidas todo sería demasiado pasional. Seamos claros, nada es o blanco o negro, por eso existe el gris... Está en ese punto en el que no te sientes tan iluminada como para elegir el blanco, pero tampoco estás al borde de un ataque de tristeza para optar por el negro. Y sí, se lo que estáis pensando, yo también lo pienso. Me he vestido muchas veces de negro y no estaba ni triste, ni melancólica. Me apetecía y punto. Pues eso, es un estado de ánimo también.
Así que dejemos de juzgar (por hoy) los tonos de nuestras prendas y combinemos un jersey bien gordito y suave, unos pantalones de vestir estilo jogging y el abrigo un poco más oscuro para nuestro outfit #totalgrey de hoy. Yo definitivamente iría así sin sentirme mediocre, resignada o pasiva... ¿y tú?
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